Ya tenemos toneladas de cerezas.
Son las primeras, las que más ricas saben. Luego, según pasan los días, acabo
hasta el gorro. Cuando ya me he empachado varias veces, he hecho mermelada,
zumo, tarta, he regalado a diestro y siniestro... es entonces cuando ya no me
hacen tanta gracia. Pero las primeras...mmmmm. Este año no están tan buenas
como otras veces, a las pobres no les ha dado el sol, y es que este invierno
eterno que vivimos está siendo duro en
el campo también. Los chistes se han sucedido,
yo me he reído mucho, pero esto de vivir con la eterna txapela en el cielo, nos
empezaba a afectar y mucho. No sé cómo lo harán en los países nórdicos, supongo
que ya estarán acostumbrad@s, pero a nosotr@s se nos estaba agriando el carácter
y todo, necesitábamos luz. Y mira que yo soy de invierno.
La huerta está siendo una locura.
¿Siembro? ¿no? helada a finales de Mayo...ui! 30 grados, mañana malo otra vez,
inundaciones históricas...
Mi aita organiza su vida en base a la tierra: Siembras, lunas, podas...es un lujo,
en esta casa apenas se compran frutas, hortalizas ni verduras. Y para cuando no
hay...pues embotamos. Y nada, que con este jaleo de tiempo que nos traemos, el
hombre a pillado con gusto los primeros frutos de la “primavera”, y si de
normal es bastante exagerado, pues imaginaros. Tengo la casa lleeeena de
cerezas por todas partes ( si no tenía ya bastante jaleo con la mudanza...). Así
que nada, me voy a seguir organizando bolsas para ir regalando.
Por cierto. Estoy cosiendo, a ratikos, muy poco a poco. A ver si mañana puedo enseñar algo ya...