mierda de ciudad

Pues eso, como decían los Kortatu, siempre lo mismo, mierda de ciudad. No se si ya lo había comentado, pero nos encontramos provisionalmente en la ciudad, no para largo, pero tampoco para corto. Nos ha sentado fatal, sobre todo a Maddi. Por fin hoy levantamos cabeza después de una gripe, una gastroenteritis... ella que no se había puesto malika en un año. Ni un resfriado, y eso que nació en Febrero y no hemos dejado de salir mañana y tarde ni un solo día.

Entiendo que haya gente que le guste, que le vea ventajas, y yo lo respeto. Pero sencillamente no es lo mío, lo nuestro. Y como dice una tía mía, la cabra siempre tira al monte.

Maddi ha pasado de oír pájaros cantar, vacas mugir, viento silbar... a oír sirenas, frenazos...

De que las yeguas pasten en la puerta de su casa... a que si no tenemos cuidado nos choquemos con alguien cuando salimos del portal.

De que si llaman a la puerta sea la vecina trayendo huevos frescos... a que sean los comerciales de Iberdrola (por cierto, que pesaos).

De entretenerse destrozándome las caléndulas y deleitarse viendo como hacemos leña (15.000 kg. para nada, ainss qué rabia)... a dar vueltas sentada en la silleta y ver cómo l@s niñ@s más mayores juegan en los columpios, sin poder participar.

En fin, ¿todo este rollo para qué? Como introducción a algo de lo que os hablaré en los próximos días. Y para vomitar, ¡qué carajo! Que no para de nevar y nosotr@s aquí.

Gogoan. Egunero, gauero, momentuoro