Estoy harta de ver como el comercio de toda la vida, las
tiendas que hemos conocido desde que éramos txikis, aquellas en las que
compraban mis abuelos cuando bajaban del caserío...están cerrando. Una a una,
en silencio, despacio. Cada vez que voy a la capi, me sobrecoge un nuevo
cierre. Es como una puñalada en el corazón. Parte de mis recuerdos e historia van
despareciendo. El paisaje y la estética urbana va cambiando. Multinacionales, grandes
franquicias...todos con los mismos colores, las mismas fotos, idéntico
diseño...a gran escala, homogéneo...todo tan igual, tan deshumanizado. Suelo
hacer el ejercicio de abstraerme y mirar las calles como una foto, y el
panorama es cada vez mas desolador.
Asumo mi parte de responsabilidad en ello, y he decidido,
sin más demora, intentar ponerle remedio. Llevo un tiempo ya en ello, y estas
navidades, sin duda, los regalos en el comercio de barrio. Os animo a hacerlo,
además te puedes sorprender. El regalo de Maddi lo he comprado una papelería de
de barrio, normalita, pero que tiene un surtido de juguetes de madera, la
mayoría de ellos de la marca Alemana Goiki, que ya quisieran para si muchas
tiendas especializadas. Además a buen precio. No os lo puedo enseñar porque está
envuelto, pero sí decir porque Maddi todavía no entra en el blog, j.j. Es un
xilófono estupendo.
Sí os puedo enseñar otras cosas que he ido comprando en esta
misma tienda:
Entrad, entrad sin miedo en esa tienducha destartalada de la
vuelta de la esquina, quizás os sorprenda. Seguro el trato será personal y cercano. Porque con la que está cayendo ahí están. Porque pensad, que sería sin ell@s
una ciudad llena de Zaras y McDolalds?
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